Marie-Françoise
PROST-MANILLIER y Helga STÜBER-NICOLAS, en
representación de lujo del colectivo francés
4,barbier, estrenan año y década en nuestro
espacio ofreciéndonos dos instalaciones cuyo nexo o
pretexto creativo está explícito en su epígrafe:
el ciclo natural del carbono.
brun, parce que le brun est entre
le vert et le noir sur le chemin de la carbonisation,
le destin du bois comporte encore -quoiqu'au minimum- une
geste,c'est-à-dire l'erreur,
le faux pas, et tous les malentendus possibles.
Francis Ponge, Parti pris des choses
Ciclo 1: Marie-Françoise nos muestra una suerte
de enciclopedia botánica mural.
El ciclo del carbono es un ciclo natural de vida que tiene,
sin embargo, un punto de ruptura, el CO2, que se convierte
en una forma de desequilibrio al acecho. En la pared cuelgan
34 dibujos, realizados con grafito (material pintiparado)
que representan árboles, que ni siquiera se quieren
nombrar o identificar, inspirados en el libro "Architectura
degli Alberi". Entre estos relieves gráficos sobre
papel se deslizan amenazantes sinuosas espumas industriales.
Una especie de ficticia invasión de negros tubos de
creación química, cuya ambición parece
ser la de sustituir al mismo árbol, a la propia naturaleza.
Una mirada global al conjunto nos hace entender el daño
de la amenaza ecológica y, a su vez, la fuerza intensa
que posee la creación plástica que reta a ese
peligro, con la tenaz belleza que sólo tienen la misma
naturaleza y, por supuesto, la poesía.
Le temps occupé en vecteurs se
venge toujours par la mort.
F.P.
Ciclo 2: Helga, fiel a su material fetiche, nos regala
con una sugerente lluvia de lápices.
Su reflexión sobre la fragilidad de la materia nos
lleva a lo universal, a nuestra memoria colectiva: una interrogación
acerca de la precariedad de las cosas, la inmaterialidad y
la inconsistencia de las huellas que dejamos. Sus trabajos
realizados con lápices de colores, cuya madera procedente
de los árboles destruidos para nuestros usos domésticos,
pueden ser interpretados como una ilustración de los
daños causados al medio ambiente planetario. Pero también
podemos ver en este trabajo una contribución más
positiva del material al conocimiento universal, siendo considerados
entonces los lápices como vectores privilegiados del
pensamiento y de la creación. Lo que se le quita a
la naturaleza, bajo cierta forma, puede serle devuelto bajo
otra. Tal vez la imaginación, entonces, puede ayudarnos
a superar lo intolerable.
Dos interesantes propuestas de las artistas del colectivo
de Nîmes en las que se entremezclan la conciencia ecológica
con otra lucha, quizás menos mediática, pero
tan vieja, bella, controvertida i inexplicable como la anterior,
la del artista contra la mismísima naturaleza.