A diferencia de otras disciplinas artísticas,
como la música (y muy especialmente el Jazz), en el
mundo de las artes plásticas han sido más bien
infrecuentes las obras hechas a más de dos manos. Algunas
de éstas han sido de carácter experimental,
en el sentido quizás más frívolo del
término (ya que éste tendría que ser
siempre inherente a cualquier hecho artístico realmente
interesante). Tomemos como ejemplo a los cadáveres
exquisitos de los surrealistas. Otros casos fueron más
una colaboración técnica que otra cosa (con
cierta incómoda y puede que injusta jerarquía
de autoría). Las incursiones de Picasso o Miró
en el territorio de la cerámica, el tapiz o el figurinismo
teatral valdrían como muestra. Y, obviamente, tenemos
también las excepciones reglamentarias, aventuras de
suerte y condición diversa, que van desde la performance
al matrimonio: Gilbert & Georges, Tinguely y Niki de Saint-Palle,
Christo y señora o los más caseros Arranz Bravo
y Bartolozzi.
Según el curioso sentido matemático de los aborígenes
australianos, quienes necesitan únicamente tres números
para desarrollar dicha ciencia (uno, dos y muchos), el segundo
dígito está a medio camino entre la soledad
y el infinito. Toni Clos y Xesco Mercé
han decidido ocupar este espacio incierto y mágico
y formar un dueto para esta exposición en La Xina
A.R.T. (un colectivo que ya ha trabajado creativamente
como tal en múltiples ocasiones, pero que se estrena
en este formato). Los dos artistas coincidieron en el montaje
La Xina Jazz Machine en 4,barbier de Nîmes,
juntamente con los xinos José A. Troya y Manuel Ruz
(los nombres de los cuatro formaban el acróstico del
título, TXJM). Esta experiencia produjo, con esta música
como macgufin, un mural de más de 50 m2, realizado
a ocho manos, contando con las dosis de improvisación
propias de este estilo pero sobre el standard de un trabajo
anterior de dibujo, desarrollado en previa correspondencia
informática entre el cuarteto.
Fruto de esa primera coincidencia vuelven a pintar juntos
el mural The Music Boxer en la Torre Muntadas
del Prat, realizado ex professo para una exposición
de Toni en dicho espacio y que acabó poéticamente
destruido por un incendio. Y, volviendo a tropezar, quiméricamente,
en la misma piedra filosofal, ahora nos presentan Anatomía
comparada. Una propuesta que pretende encontrar
sensaciones y soluciones plásticas mezclando más
contrastes que afinidades, más discusiones que familiaridades
y más fragilidades melódicas que seguridades
harmónicas. Anatomía comparada
encara dos estilos de entender el arte y la vida tan contradictorios
como coincidentes, los de dos nuevos amigos que pondrán
ritmo en las blancas paredes de La Xina con maracas de nitroglicerina.