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Gustavo Kortsarz "Llaços de la memòria" del 23 de noviembre al 18 de diciembre de 1999 |
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De múltiples escrituras cromáticas y gestuales, en su espacio no hay límites ni fronteras. Urdimbre compleja de tipos y arquetipos; Kortsarz traduce el equilibrio inestable del expatriado que oscila, emotivo y funámbulo, entre constelaciones de finito e infinito. Se sirve en sus empecinadas ceremonias de bermellones, carmines sombríos que casi llegan, por ráfagas, al púrpura negro, y por encima, siempre encima, hay nuevas escrituras que descubren estratos anteriores y se abren paso a través de senderos, en apariencia intransitables, hasta lo más arcaico, inquietante y doloroso del trazo y el color. La intensidad no cesa, derroca el equilibrio y hay que rendirse: la memoria siempre gana la partida.
Textos de Luisa Futoransky
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Tremenda caperucita La memoria, la vejez son países de inviernos excesivos, vastos monocromos de ruinas y naufragios sumergidos en mares encrespados
países de ciudadelas fortines circos murallas colosales des/construcciones y la sangre sangre que fluyó adolorida a borbotones torrentes géyseres surtidores no cristalinos jadeos costras lamparones y morges
En los clips de la tele los muertos de sus tumbas atrapan gente por las pantorrillas con sus manitas con garras ávidas de guardar alguna célula bajo las uñas para recordarte mejor
Abuelita ¿lobo estás? |